lunes, 16 de mayo de 2011

Midnight In Paris

   Si hay un director al que guardo fidelidad y acudo sin falta al cine a ver sus estrenos, ese es Woody Allen. Quizás sea porque su actividad no decae y sigue sirviéndonos su película anual, aunque hay otras mil razones para acudir a ver sus películas, buenos actores, excelentes guiones, no en vano, este fin de semana ha sido número uno en taquilla en los cines de España y Francia.

La ocasión era la mejor, Woody Allen en mi venerada París, un actor más al reparto, y de los buenos además.
Así empieza la película sucesión de postales de la ciudad, donde ves su majestuosidad e incluso palpas su historia, mezcladas con el otro París, el que no sale en las películas ni guías de viaje con lugares que podrían parecer de cualquier otra ciudad.
 Pero un momento, falta algo, ¡no hay turistas!, los planos están muy limpios de gente, ¡ya me gustaría pasearme así de agusto por Versailles!, porque sí, París rezuma arte e historia, pero también sus calles están llenas de turistas, es más fácil encontrar a cien guías turísticos que a un artista, sí, París es bella, pero también agobiante y llena de gente con cámaras.

 Aún así, ese París lírico y limpio no desentona, porque estamos ante una película de Woody Allen, no de Fernando León de Aranoa y aunque el neoyorkino quizás abuse de preciosismo, puede tomarse esas licencias porque tampoco afectan al argumento ni desarrollo del film, aunque cuando lo hace en tu tierra, como en Vicky Cristina Barcelona (ese Bardem "Latin-lover", toma topicazo) pueda sentar un poco mal.


Pero la historia va más allá, un guionista de éxito que quiere ser escritor, está apunto de casarse pero siente que le falta algo, (otro Álter ego más para la colección de Woody Allen) protagonizado por un gran Owen Wilson, cómico pero sin verborrea, que se ve cada vez más en otra realidad en la que Hemingway, Picasso, Dalí, Faulkner y multitud de artistas más son sus amigos, en la que se enamora de una modelo de Modigliani y Picasso interpretada por la bellísima Marion Cotillard. La evasión como remedio paliativo de la tristeza siempre será mas bonita ambientada en el París de la década de los años veinte, muy bien Woody.

No faltan referencias desternillantes a la política y momentos impagables como el que mantiene el protagonista con Hemingway cuando le pide que lea su obra, sus charlas con Salvador Dalí y Luis Buñuel o el personaje pedante que lo sabe todo (Michael Sheen) e incluso la "primera damérrima" Carla Bruni en su breve papel en otro film más en el que este señor con gafas de pasta de Brooklyn homenajea a grandes artistas.

Probablemente haya contado demasiado sobre la película, o no, pero es una gran obra, aunque quizás mas teatral que para el cine porque sus situaciones son pura carne de teatro, aunque ya me dirás como escenificas París en un teatro, porque Midnight In Paris es una oda a la ciudad, una oda al arte, pero sobre todo una oda a el amor, ya sea a otra persona o a uno mismo, porque a muchos nos ha pasado lo mismo que a el protagonista, cuando vas a París te quieres quedar allí.

Lo Mejor: Las conversaciones del protagonista con Salvador Dalí y Luis Buñuel y el personaje pedante.

Lo Peor: Al igual que en otras de sus películas, Woody Allen ofrece una visión demasiado preciosista de las ciudades ¿será por las subvenciones?.

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